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I ♥ NY / ALEX MARIN

El amor que salvó a una ciudad

 La historia detrás de ‘I ♥ NY’

Tenía 18 años cuando viajé por primera vez a Estados Unidos. Mi destino era Miami – Orlando, pero incluso antes de aterrizar, ya había algo que me rondaba la mente, Nueva York. Era como un susurro constante. Había escuchado hablar de ella durante años. Amigos pijos de la Universidad repetían historias con una mezcla de asombro y superioridad, “Nueva York es otra cosa”. Y aunque yo no había estado nunca, algo dentro de mí ya sentía que era parte de su energía. En cada aeropuerto, en cada tienda de souvenirs, esa camiseta blanca con letras negras y un corazón rojo me salía al paso: “I ♥ NY”. La entendía porque había estudiado algo de inglés en la universidad, pero sentía que decía mucho más que una simple frase

“I ♥ NY”, era una promesa, una invitación, un código compartido por millones. Aquel logo representaba algo más profundo. Para los turistas, era un símbolo de pertenencia, una forma de sentirse dentro de la leyenda. Para los neoyorquinos, era un escudo emocional, un recordatorio de orgullo. Lo entendí más tarde, al estudiar branding, pero ya lo sentía entonces: “I ♥ NY”, era un sentimiento global

Una ciudad herida, una idea poderosa

En 1975, Nueva York estaba al borde del colapso. La ciudad enfrentaba una crisis financiera devastadora, huelgas paralizaban servicios básicos, la criminalidad se disparaba y la imagen internacional estaba por el suelo. El turismo caía en picado y, lo más doloroso, los propios neoyorquinos comenzaban a rendirse. Había basura en las calles, miedo en las avenidas y una profunda sensación de pérdida de identidad. Fue entonces cuando el Estado de Nueva York decidió actuar. Contrataron a la agencia Wells Rich Greene, dirigida por Mary Wells Lawrence, una mujer visionaria que cambió para siempre la historia del branding

Una campaña que devolvió el alma

Mary comprendió que había que emocionar. Sabía que para sanar una ciudad hacía falta más que economía, hacía falta orgullo, alma y una historia que devolviera esperanza. “Si no conectamos con el corazón, no va a funcionar”, dijo a su equipo. Y así comenzó una de las campañas más icónicas de todos los tiempos

La idea surgió de una simple premisa: encontrar una frase que resumiera amor, pertenencia y admiración por Nueva York. El milagro creativo llegó cuando Milton Glaser, diseñador gráfico, dibujó en un taxi el ya mítico corazón rojo con las letras en negro. La imagen fue poderosa, directa, emocional. Era el renacer de una ciudad en forma de eslogan

El retorno de creer en algo propio

La campaña se lanzó entre 1977 y 1980 con un presupuesto de apenas 4 millones de dólares. En poco tiempo, el retorno fue extraordinario, más de 100 millones de dólares en ingresos turísticos en sus primeros años. Pero lo más importante fue intangible, los neoyorquinos comenzaron a sonreír de nuevo. A llevar con orgullo camisetas, gorras, tazas. A sentirse parte de algo que renacía

Durante décadas, el “I ♥ NY” se convirtió en un símbolo de resiliencia y cultura popular. Tras el 11-S, renació con fuerza en su versión “I ♥ NY More Than Ever”. Cada barrio creó su adaptación. Cada generación encontró en ese símbolo una razón para volver a creer en la ciudad

¿Quién estuvo detrás de esta gran campaña?

Mary Wells

La mujer que puso alma en la publicidad

Fue en mi búsqueda de referentes femeninos en el mundo del branding cuando redescubrí esta historia. Estudiando campañas, entre libros y casos icónicos, apareció de nuevo “I ♥ NY” y con ella, el nombre de Mary Wells Lawrence. Me detuve. Quise saber más. Y encontré a una publicista brillante a una mujer fuera de su tiempo, con una visión magnética, una voz escénica y una sensibilidad que pocas veces se combinan en una sola persona

Mary dirigió una agencia y cambió el juego en una época difícil para las mujeres profesionales. Ella creía que el branding era más que estrategia; era emoción, era teatro, era puesta en escena. Para ella había que provocar. Había que hacer sentir

De su legado me quedo con cinco enseñanzas que tengo grabadas en el alma:

  1. El branding es teatro. No se trata solo de mostrar, sino de hacer vibrar al público. De poner en escena una historia que lo envuelva.
  2. Todo producto puede ser icónico. Si se narra con sensibilidad, hasta lo más cotidiano puede convertirse en cultura.
  3. La estética también es estrategia. Lo visual no es solo decoración, es lenguaje, es identidad, es emoción silenciosa.
  4. Las marcas necesitan alma. Valores, visión, una narrativa que permanezca. Marcas que respiran, que laten, que tienen historia.
  5. El contexto inspira. Mary creció en épocas duras, rompió moldes, abrió puertas, demostró que el talento no pregunta por tu género, por tu edad o tu origen. Solo necesita que te atrevas.

Este artículo es también un homenaje. A todas esas mujeres que inspiran, que lideran, que crean marcas con alma. A ti, si estás leyendo esto y crees que el branding puede cambiar el mundo. Porque sí, construir marcas es mucho más que diseñar logos. Es diseñar futuros. Es devolverle el alma a las ciudades, a las empresas, a las personas.

Mary lo hizo. Y lo seguirá haciendo cada vez que alguien, en cualquier rincón del mundo, se ponga una camiseta blanca con un corazón rojo en el pecho

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Creemos en marcas con alma.
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