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EL HAMBRE NO ENTRETIENE – Por qué preferimos el cotilleo a la compasión

¿Cuántas personas murieron hoy por falta de comida? ¿Lo sabes? No.
Pero sí sabes qué vestido marcó la influencer en esa boda de su prima en Ibiza.
Sabes cuántas veces Pedro Sánchez ha volado a Formentera este verano.
Y probablemente también viste cómo Melody baila en TikTok; mientras esperas el próximo capítulo del divorcio de Kiko Rivera o el último escándalo de la Casa Real.

Vivimos en la era de las vistas. La tragedia se ha vuelto un ruido de fondo.
Porque la hambruna no genera likes, pero el cotilleo… ¡ese sí que engancha

Gaza al borde de la hambruna

En la Franja de Gaza se vive una catástrofe humanitaria de proporciones históricas. Naciones Unidas estima que 93% de la población padece inseguridad alimentaria aguda. Cerca de una cuarta parte de los gazatíes ya sufre condiciones de hambruna, y el resto está al borde de padecerla. La situación se traduce en muertes evitables, desde el inicio de la guerra en octubre de 2023 han fallecido más de 57.000 habitantes de Gaza, entre ellos unos 17.000 niños. Solo en julio de 2025, 63 niños murieron por desnutrición y hambre y al menos 5.000 menores de cinco años tuvieron que ser atendidos por malnutrición aguda. La causa principal de este desastre es el asedio y la destrucción deliberada de los medios de subsistencia, más de 177 cocinas y panaderías comunitarias han sido destruidas o forzadas a cerrar desde el comienzo del bloqueo, lo que ha disparado el precio de la harina en un 3.000%. Sin acceso a alimentos básicos ni agua potable, casi la mitad de los 2,2 millones de residentes de Gaza se enfrenta ya a niveles catastróficos de hambre (Fase 5 de la CIF), y la ONU advierte que esta hambruna irá en aumento si no se permite la entrada de ayuda. Los organismos humanitarios insisten en la necesidad de declarar un alto el fuego inmediato para facilitar asistencia masiva y evitar más muertes, pero por ahora Gaza sigue prácticamente aislada del mundo.

La respuesta humanitaria: España frente a Francia y Alemania

Ante esta crisis, la comunidad internacional ha aportado ayuda, aunque de forma limitada por las restricciones sobre el terreno. En la última semana de julio de 2025, varios países europeos se coordinaron con socios regionales para lanzar un “puente aéreo” de emergencia y sortear el bloqueo israelí. Las contribuciones de España y sus vecinos fueron significativas:

  • España: un avión militar español lanzó 12 toneladas de provisiones (incluyendo 5.500 raciones de comida para alimentar a 11.000 personas) donadas por la Agencia Española de Cooperación.
  • Alemania: dos vuelos militares alemanes arrojaron casi 14 toneladas de alimentos y suministros médicos en paracaídas.
  • Francia: coordinó cuatro vuelos con un total de 40 toneladas de ayuda humanitaria en esas fechas.

Estos esfuerzos se sumaron a los de Jordania y Emiratos Árabes Unidos, que también realizaron lanzamientos aéreos de víveres sobre Gaza. Sin embargo, incluso los propios promotores reconocen que se trata de un alivio muy limitado. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, calificó esta vía como “claramente insuficiente” y exigió abrir todos los pasos terrestres de forma permanente, así como un alto el fuego que permita la entrada masiva de suministros bajo principios humanitarios. De igual modo, el ministro francés Jean-Noël Barrot advirtió que “no hay tiempo que perder” y urgió a “inundar Gaza de agua, comida y medicamentos”, tras revelar que miles de niños estaban sufriendo desnutrición severa en las últimas semanas. Alemania, por su parte, enfatizó que el puente aéreo es solo una medida paliativa y que se trabaja intensamente para restablecer la ruta terrestre humanitaria en coordinación con la ONU, dado que nada puede sustituir a un acceso sostenido y seguro. En comparación con la escala de necesidades en Gaza, la ayuda enviada –aunque valiosa– es apenas una gota en el océano.

La soledad, madre del morbo viral

La sociedad actual vive una paradoja, más conectada y, sin embargo, más sola. En España, hasta 5,3 millones se sienten aislados; en China, más del 36 % de los mayores afirma estar solo. Esta soledad facilita el consumo de contenido virales chocantes, la farándula ocupa el 82 % del uso de redes, frente al 56 % dedicado a información o contenido relevante.

La psicología explica parte del fenómeno: los “celébrity gossip” estimulan emociones fuertes envidia, humor, falsa intimidad— y nuestro cerebro lo absorbe más rápido que otras temáticas. Estudios muestran que el consumo tóxico de celebridades puede asociarse con ansiedad, baja autoestima o incluso obsesión (Celebrity Worship Syndrome). Las redes alimentan estas dinámicas: contenido breve, visual, cargado de emoción, eleva la viralidad mientras temas profundos y complejos quedan invisibles.

En España, medios como Pronto venden millones de copias vendiendo vidas ajenas, mientras los diarios silencian tragedias forzadas. El vinculo parasocial alimenta esta devoción, seguimos a estos personajes como si fueran amigos reales, y compartimos cotilleos para sentir pertenencia, sin cuestionar qué estamos perpetuando.

El consumo masivo de frivolidades refleja también una cultura de evasión: evitamos ver el sufrimiento que desborda y elegimos lo liviano que entretiene. Al estilo Oprah, nos preguntamos: ¿a qué tenemos miedo? ¿A lo profundo, a confrontar nuestro propio privilegio o complicidad?

Estos comportamientos dicen más de nosotros que del escándalo viral del día. Revelan falta de empatía, un hambre de conexión fácil, y una preferencia por el entretenimiento superficial. Hasta que no aprendamos a mirar hacia lo que importa sin filtros, sin escapatoria seguiremos viviendo en una maraña de emociones baratas. No se trata solo de no ignorar; se trata de recuperar nuestra capacidad de conmovernos, de indignarnos y de actuar.