Lecciones de Viktor Frankl
El concepto de ikigai, o razón de ser, se entrelaza de manera profunda con la logoterapia, una escuela de pensamiento desarrollada por Viktor Frankl. Mientras que algunos filósofos, como Sartre, sostenían que creamos el significado de nuestras vidas, Frankl argumentó que ese significado ya existe y que nuestro propósito es descubrirlo. Este proceso de descubrimiento es lo que da sentido a nuestra existencia y nos impulsa a seguir adelante, incluso en las circunstancias más difíciles.
El ikigai
Cada uno de nosotros posee una razón de ser única, un ikigai, que puede cambiar y adaptarse con el tiempo. A lo largo de nuestras vidas, este propósito puede transformarse, pero siempre está presente, guiándonos. Según la logoterapia, al igual que el ikigai, el sentido de nuestra vida no se inventa, sino que se encuentra. Es un proceso continuo de autodescubrimiento y ajuste a las realidades cambiantes de nuestra existencia.
El poder de la intención y la atención
Frankl también enseñó que la preocupación excesiva o la atención desmedida hacia un deseo puede, paradójicamente, impedir que se cumpla. Esto se conoce como “hiperintención”, y es una trampa en la que muchos caemos al perseguir nuestros objetivos. En lugar de forzar el cumplimiento de nuestros deseos, la clave está en fluir con nuestro ikigai, permitiendo que nuestras acciones sean guiadas por un propósito profundo y no por la ansiedad del resultado.
Humor y resiliencia
El humor es otra herramienta poderosa en la búsqueda de nuestro ikigai. Frankl creía que el humor podía romper ciclos negativos y reducir la ansiedad, permitiéndonos ver nuestras circunstancias desde una perspectiva diferente. Este cambio de enfoque no solo alivia el sufrimiento momentáneo, sino que también nos ayuda a encontrar sentido en medio de la adversidad.
Elección y nobleza
Frankl nos recuerda que todos tenemos la capacidad de hacer cosas nobles o terribles. La dirección que tomamos depende de nuestras decisiones, no de las condiciones en las que nos encontramos. Esto se alinea perfectamente con la filosofía del ikigai, que nos insta a tomar decisiones que estén en armonía con nuestro propósito de vida, guiándonos hacia una existencia más plena y significativa.
El caso de Viktor Frankl
Durante su tiempo en los campos de concentración, Frankl observó que aquellos prisioneros que tenían una razón para vivir, algo que querían lograr fuera del campo, eran los que tenían mayores probabilidades de sobrevivir. Él mismo fue un ejemplo de esta verdad. A pesar de las condiciones inhumanas, Frankl se aferró a su deseo de reescribir un manuscrito que había sido confiscado, el cual contenía sus teorías sobre la logoterapia. Esta necesidad de completar su obra le dio un propósito, un ikigai, que lo sostuvo incluso en los momentos más oscuros.
A través de la historia de Frankl y los principios de la logoterapia, entendemos que nuestro ikigai no solo nos proporciona un motivo para vivir, sino que también nos da la fuerza para superar los desafíos más difíciles. Es una luz interior que, una vez descubierta, nos guía hacia una vida llena de significado y resiliencia.